Limited representation in science has historically rendered the contributions of underrepresented groups invisible, perpetuating exclusion. However, stories of scientists who overcome these barriers emerge as powerful tools for transformation, challenging stereotypes and inspiring new generations. The visibility of diverse trajectories positively influences the aspirations of young people, especially women and minorities, fostering a more inclusive and innovative scientific community. Furthermore, effective science communication must reflect social diversity, combat misinformation, and promote greater societal engagement—crucial for strengthening public trust and achieving equitable scientific development.

Scientific culture is expected as a result In the different modalities of science education, this is also a goal of public science communication (PSC), investigated in both cases with different theoretical and methodological approaches. Research in PSC focuses on the quality of products but in informal education it seeks to detect informal learning; both activities are also evaluable from their design, organization, mediation, etc. This article defines and delimits the members of this educational/communicative universe in science as a possible contribution to facilitate the evaluation of practice.

This essay addresses tensions arising from the encounter between the new forms of neoliberal capitalism in life on digital platforms and the communication market that deals with scientific misinformation. To this end, we present statistical data on misinformation about vaccines, as well as theoretical approaches concerning the platforms' negotiating possibilities. On the one hand, optimists who see in the big techs connective business models, on the other, thinkers who consider the platforms as new spaces of exploitation and human colonization, where misinformation presents itself as a strategy to attract users' attention.

Aunque por diversas causas los Museos y Centros de Ciencias (MCC) no han cumplido a cabalidad su esperada misión de generar una cultura científica en todas las poblaciones, si han permitido describir el proceso de aprendizaje informal, que es de carácter personal, voluntario e idiosincrásico, y que equivaldría a la apropiación de los mensajes emitidos por los numerosos productos para la Comunicación Pública de la Ciencia (CPC). La educación informal en ciencias, puede o no tener la intencionalidad de producir dicho aprendizaje informal, pero en cualquier caso, se vislumbra como una posibilidad de mantener a la sociedad enterada de los avances de la ciencia y en contacto con ella.

La evaluación del aprendizaje en los Museos y Centros de Ciencias (MCC) ha generado controversias en cuanto a si es posible registrar por medio de alguna técnica este proceso de construcción personal. Se han documentado una diversidad de metodologías que han dado cuenta de las características del aprendizaje que se construye en estos espacios, recientemente, la neurociencia también hace su aproximación para intentar explicar lo que sucede a nivel cerebral, mediante la evaluación del aprendizaje en este entorno tan particular, sin embargo, aún hay aspectos importantes que considerar.

El año 2020 se recordará por la pandemia de COVID-19 que a su paso trastocó sectores como el cultural y científico. Una de las consecuencias fue el cierre al público de los Museos y Centros de Ciencia, los cuales reaccionaron de forma inmediata y continuaron su labor a través de internet. En este ensayo se reflexiona sobre la reapertura, en el futuro, de los Museos y Centros de Ciencia. Estos, ante una nueva realidad, enfrentarán retos mayúsculos, por ejemplo, la brecha digital en el mundo y, sobre todo, “el tocar”, lo cual se ha vuelto un riesgo sanitario.

Ante la pandemia actual, y en vista de la ola de desinformación, de información incierta, incorrecta o alterada, es conveniente discutir si la comunicación de la ciencia, cuyos objetivos son en principio diferentes a los de una campaña, pudiera intervenir para contrarrestar en alguna medida esta problemática.

Este ensayo presenta un recorrido sobre las transformaciones y tendencias en los temas y problemas de investigación en comunicación pública de la ciencia abordados por estudiantes y académicos de la Maestría en Comunicación de la Ciencia y la Cultura del ITESO, en Tlaquepaque, Jalisco, México, a lo largo de sus veinte años de funcionamiento. Se identifican los cambios en los contenidos, las perspectivas y las formas de abordar problemas de comunicación pública de la ciencia desde la perspectiva sociocultural del programa de posgrado.

En este trabajo se presenta un análisis sobre los modelos de comunicación de la ciencia y la tecnología más utilizados y conocidos en Latinoamérica. En contraparte, se propone un modelo intercultural de comunicación de las ciencias y la tecnología, el cual pretende coadyuvar a los conocimientos que provienen de las prácticas científicas, con las que provienen de las comunidades que no son establecidas dentro de esta producción de conocimiento. La última parte se propone a la comunicación de la ciencia y la tecnología como una herramienta que genere una genuina apropiación social de conocimiento y la innovación.

Es necesario reconocer que dentro de la ahora llamada comunicación pública de ciencia conviven posturas, objetivos, actores y actividades muy diversos; sin embargo, las más recientes manifestaciones de la actividad han eliminado prácticamente a la ciencia de su discurso al tiempo que limitan su finalidad a influenciar la agenda pública. La preponderancia de esta visión en detrimento de otras manifestaciones, en parte debido al ascendiente académico, podría llevar a la pérdida de diversidad en la comunicación de la ciencia, y en particular a menospreciar la divulgación, un género original y complejo que comunica la ciencia de la mano de lo literario.